martes, 22 de septiembre de 2015

Pacto suicida: Mary Vetsera y Rudolph de Austria



El amor entre Mary y Rudolph fue como de telenovela. Él era el heredero al trono Austriaco, ella hija de una baronesa. Él de treinta años, ella de 17. Rudolph (Rodolfo) de Habsburgo era una persona un poco inestable y depresiva. Estaba casado y tenía una hija, pero era infeliz. Tenía muchas amantes también. Creo que simplemente estaba intranquilo con su vida. 

Fue por eso que decidió suicidarse, pero no quería hacerlo solo. Le pidió a una de sus amantes, una actriz de la época que hicieran un pacto suicida, pero ella se negó. Fue por eso que Rudolph fue a ver a la baronesa Mary Vetsera. Se dice que llevaban años como amantes, y ella lo adoraba. Su romance era bastante público, y toda la aristocracia lo sabía. Mary también sabía de sus muchas amantes, pero se lo permitía porque esperaba casarse con él; aunque bien sabía que lo más probable sería que se casara con alguien inferior al Rudolph, el heredero a la corona.

Por eso cuando él le dijo su idea de un pacto suicida, ella aceptó. Entonces quedaron de verse en la cabaña de caza de Rudolph en Mayerling, y se quitaron la vida el 30 de enero de 1889.

 
Rudolph. No sé qué le vio Mary. Supongo que realeza mata carita. / Wikimedia
Lo primero que hizo la familia real fue tratar de evitar el escándalo. Por eso llamaron a la familia de Mary y le pidieron que sacaran su cuerpo y la enterraran en secreto. No permitieron a su mamá ver el cuerpo desu hija. La primera teoría que tuvo la familia real sobre lo sucedido es que Mary había envenenado a Rudolph y después se había suicidado. La culparon inmediatamente, pensando que ella había lo había hecho por celos. 

Después, para limpiar la reputación del príncipe[1], dijeron que había muerto por un aneurisma. No hicieron mención de Mary. Al final, anunciaron que él le disparó a Mary y luego a sí mismo. Dijeron que fue porque ellos querían casarse pero sabían lo inútil que sería intentarlo. Al final, la familia real dijo que Rudolph estaba loco, para que pudieran enterrarlo en un cementerio católico.

Políticamente todo hubiera sido distinto si él hubiera vivido. Estaba en contra de Otto Von Bismark, y como no tenía herederos, su corona fue destinada a su hermano Franz Joseph, padre del Archiduque Franz Ferdinand. 
 
Pues ella tampoco estaba tan wow. / Wikimedia



No se sabe mucho del cuerpo de Mary Vetsera. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo exhumó el cuerpo de la baronesa Vetsera. Dijeron que por falta del agujero de la bala, probablemente había muerto por un intento de aborto. En 1993 se volvió a hacer una autopsia porque encontraron a un carpintero intentando vender los restos de Mary. Se confirmó que eran los restos de una mujer que murió teniendo cerca de los 20 años, y que había muerto hace aproximadamente 100 años. Gracias al estado del cráneo no se pudo confirmar que haya muerto por un disparo.

 
El ataúd de MAry Vetsera / The history blog
El pacto suicida se consideró como un misterio durante años, hasta hace poco que se encontraron las cartas de Mary Vetsera a su madre. Ahí ella le pedía perdón por quitarse la vida. Decía: 

Dear Mother –
Forgive me what I have done. — I could not withstand love. In accordance with his wishes I want to be buried beside him in Alland cemetery. — I am happier in death than I was in life.
Yours
Mary

Ahí se confirmaba el pacto suicida, pues se había encontrado también la carta que dejó Rudolph a su esposa, donde decía que todo estaría mejor sin él. La de Mary era la carta original, lo que confirmó las teorías del suicidio. 
 
Mel Ferrer y Audrey Hepburn interpretando a los amantes en la película Meyerling (1957)
Es muy triste cuando se mancha la reputación de alguien por tratar de ocultar algo sólo por el qué dirán. Sobre todo si no se sabe realmente cuáles fueron las causas de la tragedia. No es problema para los que se van, la muerte es para los que se quedan, y desgraciadamente fue la familia de Mary la que tuvo que sufrir tanta calumnia. 

También es curioso ver cómo la historia es una cadena de cosas, y no vale la pena preguntarse por el “qué habría pasado”. Al final, las cosas son como son, y no pueden cambiarse.


[1] Por esas épocas, el suicidio se consideraba pecado.

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